1.8.13

Peor le pasó a Marina Arias



Peor me pasó a mí
Marina Arias

Estoy en un café con D, un amigo que hace casi veinte años perdí por una confusión amorosa y que hace unos días recuperé gracias a Facebook.
En media hora y por cuatro comentarios, compruebo que D sigue siendo una de las personas que más me conoce. Es que nuestras vidas se cruzaron en esa etapa en la que se anda sin filtro. Siempre supo de mi torpeza para la tecnología y como quiero mostrarle (y mostrarme) que nada cambió, y que dentro de la mujer a la que la moza acaba de tratar de usted está la misma chica de la que alguna vez él se creyó enamorado, le cuento lo que me pasó en las últimas vacaciones de invierno con M, mi mejor amiga de siempre:
“M consiguió entradas para que lleváramos a los chicos a ver una de esas cosas de la tele”, le explico, y él asiente con una sonrisa porque sabe que en materia de pasarla bien M y yo tenemos gustos irreconciliables. “Cuando llegamos era un caos y faltaba como una hora. De golpe me vi comprando cuatro varitas de luces para que los chicos dejaran de pelearse. Y se me ocurrió escribirle un SMS a mi marido que decía: ‘esto es una pesadilla y ya me gasté cien pesos’. El tema es que en lugar de mandárselo a él, se lo mandé a M”.
“Peor me pasó a mí”, dice D poniéndose serio. “El otro día le quise mandar un mensaje a una amiga preguntando ‘¿querés comer?’. Al rato miré la pantalla y me di cuenta que el corrector automático me lo había cambiado por ‘¿querés coger?’. Entonces me apuré a escribirle otro aclarando la cuestión y ella me mandó un ‘jajaja’. Pero después caí en que no me había preguntado al toque qué significaba ese mensaje. O sea: siempre me va a quedar la duda de si estaba evaluando mi propuesta”.
Cuando terminamos de reírnos, D le pide a la moza con un gesto dos cortados más mientras yo pienso en cómo hacer para que nos quedemosen este café para siempre.

Publicado en Casquivana 6: www.casquivana.com.ar

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