De chico tuve una obsesión por
coleccionar, una especie de masoquismo de todo obsesivo compulsivo, ya que las
colecciones no se completan jamás (aunque tengamos todas sus partes).
Estampillas, monedas, billetes y hasta señaladores. Tenía en herencia una caja
con colección de piedras, y los números de la revista Lupín, la cual seguí comprando. Hoy se evidencia solo una: enamorar
al sexo opuesto. (Pablo Giordano)
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