No sabía que me obsesionaba la humedad hasta que la descubrí en una de
las paredes de mi nuevo departamento. Nada que hacer, dijeron, el problema
venía de otro lado. Y así fue. La tapé muchas veces pero siempre volvía, de
manera tenue pero definitiva, hasta que me resigné. Ahora ocupa prácticamente
toda la pared. Las cáscaras de pintura caen al piso como copos de nieve.
Silenciosos y blancos. (Sol Echevarría)
Publicado en Casquivana 6: www.casquivana.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario