2.5.13

El peor trabajo de Pablo Toledo



Mi peor trabajo fue
Pablo Toledo

Tutor de matemáticas. Recién terminaba el secundario, y mis viejos se habían obsesionado con que saliera a trabajar en el verano en vez de leer todo el día. Hice como que salía a buscar changas, pero me aseguré de que fueran cosas absurdas o lugares con el “no” garantizado. A fin de enero, sin noticias. La venía piloteando.
Pero sacaron un as de la manga: una amiga profesora con un chico de su colegio que tenía que rendir matemáticas en marzo. Yo de eso no entiendo nada. El pibe entiende menos, andá. Me reuní con la amiga, me pasó los temas, me los volvió a enseñar a mí, no le cobres menos de tanto, y llamó al padre del chico a su negocio. Si podés ir ahora a la casa, te está esperando.
Era un piso en Belgrano. No pasé de la puerta trasera, la cocina y el baño de servicio. Mucha ventana, mucho granito, mucho desayunador y jarros con galletitas importadas. El pibe tenía un par de años menos que yo y le fastidiaba haberse vuelto temprano del club. Más le rompía las pelotas estar en Buenos Aires con el viejo mientras la familia veraneaba en Punta del Este, y todo porque la de matemáticas la tenía contra él.
No entendía nada. Yo tampoco, pero al lado suyo parecía Stephen Hawking. Le tiré una fotocopia y repetí la clase que me habían dado un rato antes. A la hora llegó el padre. Pelado, bronceado, camisa abierta y cadena de oro. Se tomó medio cartón de Tropicana mirando la clase. Terminamos.
Te acompaño abajo, vamos por el ascensor de atrás. Viene flojo, ¿no? Rinde en dos semanas. Cuánto cobrás. Le dije el número que me había dicho mi amiga para una hora. Me bajó cinco pesos. Eso es por una hora y media, claro, ¿no? Es jueves, vamos a Punta y volvemos el martes, a la misma hora. Te pago el fin de la semana que viene. El portero te abre.
Me tomé un colectivo hasta Corrientes: después de varios meses, había invitado al teatro a una chica del taller. Cuando me llamó la amiga de mis viejos le dije que todo bien, que le pedí lo que ella me había dicho y no hubo problema.
El martes a la mañana me llamó el padre. Se quedó en Punta del Este, va a preparar la materia allá en la Escuelita. Yo me vuelvo esta noche, pasá por casa y la muchacha te da la plata.
Con la chica no pasó nada. Ella quería ver “Salsa criolla”. Una noche inolvidable.

Publicado en Casquivana 5: www.casquivana.com.ar

1 comentario:

  1. Mala experiencia en un trabajo:

    http://alexanderstrauffon.blogspot.com/2013/11/el-peor-lugar-de-trabajo-de-mi-vida.html

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