15.3.13

Conrado Geiger y su vecino tóxico



Tengo un vecino que
Conrado Geiger

Él intoxica su entorno. Empezando por su propio cuerpo: es gordo, sudoroso, sin afeitar, siempre fumando cigarrillos negros. Siempre. No reconoce los límites entre lo propio y lo ajeno, de modo que así como intoxica lo propio, se expande a los demás. Fuma, y los puchos los tira al piso, al pasillo, al espacio común del edificio que cohabitamos. Este pasillo es ocupado regularmente por sus trastos. Estamos en un PH con cuatro departamentos en planta alta y cuatro en planta baja. A los de arriba se accede por dos escaleras distintas. La que lleva a su depto está atestada de bolsas de materiales de obra, un placard, una mesa, mugre, partes de cosas, herramientas, como un depósito abandonado. Él se dedica a ciertos negocios con autos viejos (una vez me lo explicó, algo de compañías de seguro y limada de números de motor, no le entendí pero parecía ilegal) utiliza el pasillo como depósito para dejar partes de autos: puertas, motores goteando aceite, capots, ruedas. Los autos viejos, destartalados, incluso quemados, los estaciona frente a nuestro edificio. Son cuatro o cinco que van rotando, que están allí, quietos, sucios, juntando basura debajo suyo, impidiendo que nosotros o cualquiera que venga a visitarnos pueda estacionar en la puerta. A veces ni en la cuadra. Intoxica la cuadra. Sus hijos, toxiquitos, desenvuelven prolijamente los caramelos para tirar los papelitos al piso. De modo que nuestro pasillo, nuestro espacio común, está asolado con sus muebles, sus autopartes, sus puchos, sus papelitos. En el trato es amable, salvo que se le cuestione su modo de usufructuar el espacio común. En ese caso se pone violento, grita, amenaza, hasta ha pateado puertas de vecinos.
Tengo un vecino que es tóxico, e intoxica todo lo que tiene alrededor.

Publicado en Casquivana 5: www.casquivana.com.ar



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