17.10.11

El origen del narrador

El origen del narrador
Mardulce, Buenos Aires, 2011

Alguien dijo alguna vez que un puente une dos orillas, pero con la condición de que estas nunca se junten. Esa es, en cierto sentido, la función de este libro que marca la enorme diferencia entre dos épocas literarias: la de Francia a mediados del XIX y la de cualquier sociedad occidental hoy. No hay argumento ni demasiadas explicaciones; simplemente, la transcripción de los juicios que el estado de Napoleón III llevó a cabo en 1857, denunciando a Flaubert y Baudelaire, cuando aparecieron Madame Bovary  y Las flores del mal. Libros impúdicos, imposibles de aceptar para unas cuantas morales conservadoras y tradicionales, que con el paso del tiempo se convirtieron en clásicos ineludibles de la historia de la literatura universal. Una joya para deleitarse con los alegatos de fiscales y abogados defensores; pero sobre todo, para comprobar con contundencia cómo todo cambia con el tiempo, cómo algunos cánones quedan viejos y cómo otros permanecen, tan sutiles.

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